Mi primera vez | Parte 2

Alexa tranquila, me repetía, no sabía qué hacer, estaba nerviosa, ansiosa, un poco temerosa, pero no iba a salir corriendo del taxi solo por mi cobardía, tenía que estar lista y súper relajada. En el camino diversas preguntas llegaban a mi cabeza, era un temor, pero a la vez un deseo mío el poder experimentar. Finalmente llegué a su casa y toqué el intercomunicador.

– Mi amor soy yo, ábreme.

Suena la puerta, él me recibe en la entrada, ingreso a su sala y sutilmente me coge de la cintura para besarme, no tomo resistencia y le sigo el juego, me desato de sus manos y me dirijo al sillón, él comienza a observarme, yo trato de no aparentar nerviosismo pero él no ayuda, necesito sentirme tranquila o que me abrace sin intenciones de tocarme, pero no, solo me observa sutilmente las piernas, su mirada de perversión me comienza a congelar de a pocos, de pronto una idea abrupta me hizo decir lo primero que se me ocurrió.

– Amor necesito ir al baño.
– Ah…Sí, está a la derecha – responde relajadamente

Ingreso al baño donde todo parecía hecho de mármol, tenía un jacuzzi, una ducha y un enorme espejo. Me recosté en el lavamanos y quedé observándome, con la mirada fija solo atiné a respirar, acomodarme el sostén, y me senté para hacer pis. El temor se estaba yendo poco a poco,
solo quedaba un nerviosismo, mi entrepierna recordaba su mirada y una sutil curiosidad me hacía sentir un cosquilleo poquito placentero al punto de humedecerme, algo así como cuando se te mete el calzón apretado.

Al salir del baño Ben estaba sentado en su sofá viendo televisión.

– ¿Qué ves? – le pregunto –
– Una serie, está muy buena.
– Ah ya… – respondo con una voz tranquila mientras me dirijo a su costado

Ben coloca su mano sobre mi hombro y puedo sentir como empieza a acariciarme lentamente, no hago nada, dejo que continúe mientras baja lentamente por mi blusa y espalda hasta tocarme la cadera, se dirigió con sutileza a mi oreja y con una voz intensa dice:

– Acompáñame.
Me coge de la mano y me dirige a su habitación, abre la puerta a un cuarto amplio, parecía un fanático de la música rock, pero estaba desordenado, botellas de alcohol a un lado, ropa tirada en el suelo.
– Mami no vino a arreglar hoy ¿eh? – le pregunto sonriendo–
– No, la empleada está de vacaciones.

Quedo mirándolo mientras grabo el concepto de ser un hijito acomodado de mamá arrogante. Me observa mientras baja a mis labios, me besa con intensidad y comienza a tocarme sobre la blusa, mi piel se eriza y siento cómo sus dedos recorren mi cabeza, mis hombros, mi cuello, mi cintura, comienza a tocar ciertas zonas que nadie ha llegado antes, me siento nerviosa, dura, siento como su mano baja por mi ombligo hasta llegar al botón de mi pantalón, juega con el cierre, lo desabrocha quitándome la prenda abruptamente dejándome solo en calzón y blusa, me sentía desnuda, prácticamente lo estaba, pero era una desnudez tímida, solo atiné a tirarme sobre él echándolo sobre la cama y besándolo apasionadamente con la intención que me abrace y pueda sentir su cariño, pero eso parecía no estar funcionando, la intensidad de sus besos aumentó, comenzó a tocar todo mi cuerpo acariciando mi espalda y bajando ambas manos hacia mis muslos presionando y haciéndolo con mayor intensidad, eso me despertó un poco, sentía algo, pero quería que se detenga para que primero me diera esa confianza que necesitaba: cariño, un abrazo y diga que todo estará bien.

– ¿Pasa algo? – me pregunta –
– No, nada.
[lock_comments] Respondí moviendo mi cabeza con voz tímida esperando que se diera cuenta, pero no lo hizo, continuó tocándome, hasta que su mano comenzó a sacarme la blusa, pasaba su mano ya no despacio, sino abruptamente, comenzó a bajar por mi ombligo y sus dedos tocaron mi calzón que cubría mi zona más sensible.
Comencé a sentir una sensación placentera y temerosa, su mano transcurría presionando mi clítoris sobre el calzón, no se si sabía que lo estaba haciendo, es más no sabía si él conocía lo que era clítoris, mi calzón ejercía presión sobre toda mi parte íntima, me ericé y mi cuerpo se tornó tieso, mi mente se ponía aún más nula, sus grandes manos me estaban tocando, acariciando mi pelvis mientras jugaba sobándome con sus dedos, me echó sobre la cama poniéndose encima de mí, se quitó el polo y bajó la bermuda, tenía un bóxer color negro y podía notar un bulto sobresalir. Lo observaba mientras se desvestía, cogió con ambas manos los lados de mi calzón y los bajó dejando al descubierto mi vagina, rápidamente crucé las piernas, me sentía nerviosa y temerosa, no me abría. Ben parece que ya lo estaba notando, se quitó su bóxer y pude observar su pene, era un poco más grande del promedio estaba erecto, se notaba que tenía muchas ganas porque se echó sobre mí y comenzó a besarme, el cuello, la oreja, mis labios, su pene rozaba mi vientre, me sentía muy descuidada, no sabía cómo reaccionar, mi piel se erizaba y mis piernas se tornaban duras, frías. Me cogió de la cadera, sus besos se aceleraron con frenesí, me agarró del cuello con fuerza, se volvió otro, se descontroló con éxtasis, sentí como me cogió fuerte de los brazos y me estiró sobre la cama, esperé que me siga besando, pero hizo algo distinto, me sonrojé, pero creo que esperaría un poco más. Bajó hacia mi vientre y comenzó a lamer mi ombligo, luego sobre mi vagina y labios de forma apresurada, sentí como su lenguaje pasaba, ¡ay!, me retuerzo un poco, siento que llega a mi clítoris pero sin ritmo, igual se sentía placentero,  gimo, sin embargo, ¿así perderé mi virginidad? Sentía que no me entendía, pero esta sensación me estaba gustando, ¿estoy realmente segura que sea así? ¿y el cariño? Esta sensación es muy similar a cuando juego con mi mano y mi almohada cuando me masturbo.

Ben se paró, me miró, su pene seguía muy erecto desprendiendo un líquido transparente, era su lubricación, me sostuvo una muñeca con la mano y con la otra dirigió su miembro hacia mi vagina.

– Espera – le dije nerviosa –
– Tranquila no te va a doler – respondió sonriendo –
– Es que… – contraigo las piernas con temor –
– Tranquila mi amor ya estamos aquí – respondió con seguridad –

Miré el techo y cogí las sábanas con fuerza mientras sentía que me separaba las piernas con fuerza, comenzó colocando su pene por encima de mis labios, los frotó un poco sintiendo cómo lo lleva a la entrada de mi intimidad.

– Lo haré en una sola metida para que no te duela – dice mientras se entretiene frotándose –

Cierro los ojos con temor y de repente Ben empuja con fuerza. ¡Mierda madre mía! grito, siento como se rompió dentro mio, me contraigo mordiendo mis labios emitiendo un gemido intenso entre dientes.

– Tranquila ya está dentro – responde el idiota –
– ¡Duele! ¡Duele mucho! – repito dentro de mí –
– ¿Te duele? – me pregunta –

No idiota, no me duele… ¡claro que me duele puto, si lo metiste con fuerza! digo en mi mente mientras deseo sacar lo que tengo dentro, sin saber que esto solo es el comienzo, no puedo dejar que me vea como una niña miedosa.

– Un poco – finalmente le digo mientras siento que el dolor disminuye – debiste ser un poco más delicado.
– Es mejor de un tiro, así no duele más – respondió tajante –

Las paredes internas de mi vagina se contraen muy fuerte, él comienza a moverse y el dolor que siento se va descartando poco a poco con lentitud, comienzo a gemir mientras él se mueve, pero estos gemidos no son de placer absoluto, me duele y quiero decírselo, pero el tarado piensa que lo disfruto al máximo.

– ¿Te gusta? – pregunta jadeando –

No sé qué responder así que me quedo callada.

– Gimes mucho ¿tanto placer te causa? – repite agonizante –

Es dolor con placer idiota, quiero gritarle.

– Algo duele solo un poco – le respondo –

Cierro los ojos y mis gemidos hacen pronunciaciones con mi rostro, mi boca se abre y así se mantiene mientras mi voz se desplaza con un “ah” largo y quejoso. No es como lo esperaba, mi mente solo se mantiene concentrada en que no me siga doliendo, siento ganas de llorar, pero no quiero que me vea como una cobarde, me aguanto la sensación.

Ben cambia de ritmo comienza a moverse dentro de mi más rápido, puedo sentirlo con más intensidad, el dolor es menor, un ‘mete y saca’ rápido, pero no, no es lo que quiero. ¡Quiero que acabe ya! El descontrol de sus movimientos, sus apretones sobre mi brazo, su rostro al escucharme gemir, sí, estoy excitada, siento algo de placer pero no es lo que esperaba, no es especial, me siento como un simple objeto sexual, una tonta que se entregó a un imbécil que no sabe tocarme, el dolor se va apaciguando mientras su pene sigue entrando y saliendo dentro de mí, intento disfrutar, mis paredes se contraen sin control mientras él entra y sale, por lo menos ahora ya no me duele mucho y solo siento un pequeño placer, él se acelera aún más, no sé por qué emite un pequeño gemido y siento como saca su miembro de prisa. Observo como comienza a desprender un fluido blanco que cae abruptamente sobre mi vientre y su cara de exhausto mientras cierra sus ojos, es algo raro y siento vergüenza de mí.

– ¿Acabas de venirte? – le pregunto
– Sí, acabo de venirme, se sintió tan rico que no pude controlarme.

Ben se aparta y se sienta a mi lado, yo me levanto y me recuesto sobre mis rodillas, me sentía sorprendida de mí, sin nada en la cabeza que pensar, esto había transcurrido muy rápido, abrupto, estaba anonadada y él sin darse cuenta, no tenía nada más que decir y solo atine a preguntar:

– ¿Qué se siente estar en tu primera vez conmigo?
– No lo sé, fue algo distinto, aprietas mucho… lo sentí muy bien – luego de una pausa – y ¿a ti te gustó? Gemías como loquita, podemos seguir haciéndolo si deseas.

Me quedo callada sin contestar, él continuaba hablando, pero no le prestaba atención, ignoraba sus palabras, me muevo un poco sobre la su cama y observó debajo de mí las pequeñas manchas de sangre que recorrían mis labios vaginales manchando su sábana, me quedé observando, diciéndome a mí misma que ya no era virgen, no sabía con qué continuar hablando, lo observo, me veo a mí, ya no era más una ‘pura virgen sin sexo’, por fin había sentido tener algo dentro mío, lo que otras habían probado, pero ¿así debía ser? ¿así debería sentirme? ¡No! Esta no es la forma que esperaba, muchas lo habían pasado bien, bonito, excitante, placentero y a mí no, era una más del montón, una tonta que le había tocado el lado más feo por estúpida, por no saber escoger bien, pero ya estaba hecho, me paro de la cama y me dirijo al baño, me miro en el espejo ¿y qué veo? Veo una estúpida que se metió con un grandulón y que no disfrutó su primera vez, que sintió dolor, que buscó algo de cariño y no lo encontró.

Mis ojos comienzan a humedecerse y ese idiota sigue ahí echado, pero no, no debe verme así.
Salgo del baño, lo miro, comienzo a vestirme, mi ropa interior que me había puesto exclusivamente para esta ocasión, en vano, se volvió simple y desastrosa, ni siquiera me dijo que me veía bonita.

– ¿Dónde vas? – me pregunta –
– Mamá me escribió, tengo que irme ahora mismo.
– ¿En qué momento?
– Hace unos minutos, cuando lo hacíamos me estaba escribiendo, no le iba a contestar.
– Ah, espera te acompaño.
– No, no, gracias, tomo un taxi, ya es tarde.
– Pero…
– No, no, luego te llamo ¿Sí?

Salgo rápidamente de su habitación, la ruta hacia la salida se tornó silenciosa, todo lo tenía memorizado por completo, era como caminar con el mundo detenido a mis lados, me dolía un poco, salí y cogí un taxi, llegué a casa, mi madre abrió la puerta, me vio preguntando qué pasó, solo la miré, respondí que nada y subí directo a mi habitación, no deseaba que me observara mucho o que me haga más preguntas, de lo contrario sabría qué me pasaba. Abrí la puerta, tiré mi mochila, me desvestí por completo, pude ver que aún tenía algunas manchas de sangre, me metí al baño, me vi al espejo y abrí la ducha para combinar mi miedo con el agua y limpiarme el sudor impregnado de su piel en la mía.

Agarré el jabón, el shampoo, y comencé a bañarme por completo, cerré los ojos y solo me concentraba a escuchar cómo las gotas de la regadera me cubrían todo el cuerpo, cerré las llaves, me sequé, fui a mi cama y cayendo sobre ella quedando en silencio, completamente desnuda, cruzada de piernas, mirando el techo, comencé a acariciarme poco a poco con cariño, como si yo misma me estaría provocando, mis manos, mi cuerpo lo sentía, quería desaparecer esta timidez y vergüenza, pasé por mis labios, por mi cuello, mi ombligo y mi pelvis, mis labios estaban sensibles, mi entrepierna estaba tímida, adolorida, cerré mis ojos, me acurruqué y me abracé, comencé a llorar, mis lágrimas retenidas comenzaron a fluir con total furia, mi almohada esa noche fue la única que pudo sentir mi dolor, no me sentía sucia, me sentía decepcionada de haberme entregado a un idiota sin amor, pero sabía que no era el fin, no iba a dejar que esto me derrumbara, tal vez no fue la experiencia más bonita, pero sabía que mi primera vez la tendría otra vez, con alguien que me hiciera ver el verdadero placer de estar en la cama.

PARTE 3

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Comments (382)

  1. María Isabel julio 28, 2017
  2. Scarlet mayo 29, 2017
  3. Dahiana mayo 27, 2017
  4. Isabel mayo 20, 2017
  5. Mayeli Beltrán Estrada mayo 20, 2017
    • Anlly junio 29, 2020
  6. Alicia mayo 20, 2017
  7. Gabriela mayo 20, 2017
  8. Ysabel mayo 20, 2017
  9. Edson mayo 19, 2017
  10. Mari mayo 19, 2017

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