Mi primera vez: El juguete de Alexa | parte 3

El juguete de Alexa

– Alexa, Alexa… ¿Alexa? ¡Alexa! ¡Levántate carajo, ociosa, que tienes que ir a estudiar, vaga de miércoles!

¡Ay mi madre!, como siempre despertándome cuando me quedo dormida para ir a clases, no me sentía con muchos ánimos pero era un nuevo día para empezar otra vez, mi decepción no era tan preocupante, tenía que dejarlo pasar y superar ese momento incómodo, No era simplemente tirarme a llorar por algo que ya no valía la pena, me levanté como siempre, me dirigí a la ducha y comencé a desvestirme, pase mi mano por todo mi cuerpo para tratar de sentir algo diferente a lo de ayer, recorrí cada parte mía, aún sentía una pequeña molestia en mi pelvis, pero nada que me incomodara como para no seguir, me sequé frente al espejo, me miré.

– Hoy guapa, hoy, hoy estás rica y hermosa – me dije a mi misma-

Tenía que ser diferente, ser yo y conquistar a quien se me de la gana, pero aún ese pensamiento de aquella experiencia sabía que me molestaría durante el día, salí de la ducha, busqué una ropa interior común, blanca, no me sentía sexy, me terminé de cambiar y fui a clases.

Al llegar en el pasadizo que daba a mi aula estaba Ben, vio que me acercaba hacia él, pero volteé para ingresar, no le dije nada, escuche un murmullo, pero hice caso omiso, no tenía ganas de conversar con él, en los asientos del fondo estaban Alejandra, Samira y Vanessa, mi grupito de clases, ellas ya se olían que estaría con Ben, me acerqué y Alejandra empieza a fastidiar.

– Y amiga ¿qué pasó? – dice Alejandra –
– No me digas que es chipi – responde Vanessa –
– Jajaja no, cállense, dejen de hablar – dice Samira –
– No, no tengo nada que contar – respondo seria –
– Uy, alguien parece que la pasó mal – escucho murmurar a Samira –
– Ay… en serio, no quiero hablar.
– Ay amiga, mírame – dice Vanessa –
– No quiero – le respondo incómoda –
– Sí, mírame y dime ¿qué paso?

La quedo mirando, no sonrío, la observo fijamente a los ojos un poco molesta.

– Tranquila amiga, no fue bien ¿cierto? – dice Vanessa con seriedad –
– Nada bien, no fue como esperaba…
– Tranquila, aquí mi estimada Alejandra te dará unos tips para que te cojas a quien tú quieras amiga, ya verás que todo estará mejor.
– Oye estúpida deja de decir tonterías y que cuente qué pasó – añade Alejandra –
– Calla zorra tú paras viendo porno. – sentencia Vanessa –
– ¡No es porno! son fotos de chicos de Instagram!
– Ay si fotos de Instagram
– Ya cállense, estoy bien – me miran – me hacen reír chicas, las amo, pero enserio ya estoy bien, vendrá alguien mejor y no quiero hablar del tema, aquí quedó y ya no fastidien.
– Ay ya está bien – dice Vanessa
– Así se habla amiguis – responde Samira –

Luego de hablar con el trío de mis amigas, no me pude concentrar en la clase, seguía pensando en lo que pasó, en lo que no me gustó y cómo a pesar de que no fue lo que esperaba, aún tenía más curiosidad de sentir, porque por lo menos sentí algo de gusto, ese poco placer cuando estuve con Ben quería hacerlo más grande, más intenso, quería saber que se sentiría tener un miembro dentro pero de la forma que una espera, no tenía a nadie en mi lista como para “seducir”, es más, tampoco quería irme con cualquiera y decirle “¿oye, cogemos?” no, no tenía alternativa, pero esta curiosidad ya me estaba carcomiendo.

Salí de clases me sentí un poco cansada, sumado a mi poca atención, la bulla de mis amigas, mis ganas de no querer ir en auto, sentir flojera de ir parada y apretada entre tanta multitud, empecé a caminar, el sol estaba en su punto y serviría también para meditar y despejar la mente, llegue a un mercado y aproveché en buscar algo de ropa para ver si la compraba, aunque con estas propinas no sé si me alcanzaría algo, comencé a recorrer los puestos, no había mucho hasta que me percaté de uno en particular, tenía unas luces de neón afuera con una cortina en la entrada que podía notar a la larga distancia. Me dio curiosidad al ver un puesto así, no perdía nada acercándome y ver qué ofrecían, ya a centímetros de la puerta leo “Sex-shop, el placer en tus manos” ¿Qué chispa leían mis ojos? Vaya frasecita, me dio mucha vergüenza y continúe de largo, mis cachetes se pusieron rojos, estaba pasando al lado de un ‘sexo’ o ‘sex-shop’ como se llame, oh por Dios Alexa relájate, me detuve en una esquina – esperé unos segundos a que mis cachetes dejaran de estar rojitos para continuar mi camino a casa, pero mientras esperaba, comencé a preguntarme si no sería mala idea ver que hay dentro, debo admitir que tenía vergüenza, pero a la vez curiosidad, me daba algo de miedo y timidez saber qué había dentro y qué cosas me podría encontrar, ya había visto por Internet algunas de esas cosas que posiblemente podrían vender, tan largos como un plátano, pero nunca había estado tan cerca, comencé a dar vueltas por el lugar, tratando de entrar, mirando de reojo, pero me daba vergüenza, una señora que vendía accesorios se encontraba a la mano derecha de ese puesto, se había percatado de mi presencia y de las caminatas que daba, me puse nuevamente roja y nerviosa, pero ya no podía más, tenía que entrar, me acerqué abriendo la cortina corriendo hacia dentro para que nadie me vea.

– Mierda – digo en mi mente –

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Había una señora sentada en el mostrador rodeada de muchos “muñecos de penes” en realidad parecía una tienda de penes, me puse roja, quería salir, pero me convencí de que ya estaba dentro y que no podía echarme para atrás, veía penes de diferentes tamaños, gruesos, largos, pequeños, colores rojo, rosado, negro y naranja. Toqué uno preguntándome qué son, su etiqueta respondía: consolador anal, ¿es enserio? vibrador a distancia, ¿Qué? Muñeca inflable sensitiva como si fuese piel real, oh my God…

Varios y muchos accesorios se podían observar, la señora me observó y preguntó:
– ¿No eres algo joven para estar aquí?
– No, no, estoy mirando – le respondo rápidamente –
– ¿Tenías curiosidad?
– Sí solo eso – digo nerviosa
– Con tu uniforme no puedes entrar a estos lugares, tienes que tener más cuidado, podría tener problemas acá.

-Perdón solo que tenía curiosidad y me olvide que tenía el uniforme y ya, mejor me voy

-Ya estás dentro y mi amiga de afuera no dirá nada, la sexualidad es algo normal en estos tiempos y también fui curiosa como tú y si algo te interesa  aquí encontrarás de todo, lo que te imaginas y lo que no te imaginas, tengo desde consoladores, vibradores, vaginales, anales, dildos gigantes.


– Ah ya – la miro sorprendida – sí… ya veo.
– ¿O buscas algo para tu novio? Tengo también masturbadores, muñecas inflables, por ejemplo, esta de aquí tiene para penetración anal y vaginal, es de gel y esta de aquí es más barata, ya que solo tiene un orificio para que lo meta y es de plástico, las demás son de gel o látex. No tengas vergüenza, anímate con confianza a preguntar
– Si, solo que entré para ver… no se preocupe.

-Si ya iniciaste tus experiencias te recomiendo uno pequeño

-no no, bueno si  – me pongo roja

En la zona de vibradores había una caja con una figura, era una especie de palito pero que le salía otro palito, como un tenedor grueso en forma de pene con dos dientes, uno era de forma curva, morado con blanco, ‘rabitt vibrador’, ¿conejo vibrador? Sonrío, la vendedora se da cuenta.

– ¿Cuál amiguita, ese? Es un vibrador modelo conejo, estos dos palitos son sus orejitas, tiene para estimulación vaginal y esta orejita que ves curvada es para el clítoris, tiene 5 intensidades de vibración, resistente al agua, te lo recomiendo para empezar es muy bueno y no es tóxico, mira aquí, ¿ves? – me señala con su dedo en la caja – este es el sello original y con garantía, te lo dejo baratito para que lo lleves, y no es tan grande.

– Okay demasiada información  -me digo a mi misma.

-Oh vaya, sí, ya veo, pero solo tenía curiosidad nada más.

Me resultó gracioso ese juguetito, me agradaba la forma y el color, muy curioso se vehía lindo.

-Cuando gustes vienes sin tu uniforme y te ayudo
– Gracias que amable – le respondo sonriente y nerviosa

Pero ya no quería seguir ahí, sentía que muchos penes me violarían así que salí de la tienda  apresuré el camino y me fui a casa.

– Mamá ya llegué – grito –
– Está bien, bajas para almorzar.
– Sí, ya bajo, primero me bañaré.

Ingresé a mi habitación y me quité la ropa hasta quedarme en prendas interiores, me senté en mi cama recordando esos juguetes, esa tienda me había dejado una especie de curiosidad y comezón en el cuerpo, jamás pensé encontrarme algo así, después de lo de Ben esto resultaba extraño, pero a la vez tenía curiosidad, hacía mucho tiempo que no me tocaba, pero quería quitarme esta sensación. Me pongo boca arriba sobre la cama, estiro mis piernas, cierro mis ojos y comienzo a pensar en lo que vi, respiro profundamente, siento todo en silencio y suavemente comienzo a acariciar mi cuerpo, comenzando a estimular mis senos lentamente, masajear de manera circular mis pezones, mientras con la mano derecha bajo con sutileza sobre mi braga blanca, comienzo a acariciarme lentamente, mi cuerpo se eriza un poco, pero en mi mente se aparece el juguetito del conejo, lo comienzo a imaginar y acariciar, tenía curiosidad de saber que se sentiría, la vendedora me dijo que era para dos estimulaciones a la vez, eso era algo diferente y que podría probar para quitarme ese mal sabor, me detengo, me siento muy caliente, con ganas, pero no quiero tocarme así, quiero sentir más. Me paré y corrí a buscar dentro del cajón donde acostumbro guardar mi dinero, cuento las monedas y billetes, tenía una cantidad razonable, con esto quizás me alcance, no pregunté el precio, pero no me imagino que tan caro. ¿Alexa qué haces? Comprarás uno de eso juguetes, me digo a mi misma, ¡No, no lo haré! ¿o sí? No, no lo haré, ¿o sí?, pero es que quiero saber, quiero probar, ¡ya Alexa decídete ¿quieres o no? Cerré mis ojos, entré al baño, abrí la regadera y me metí a bañar.

– Sí, sí lo haré, iré a comprar luego de almorzar – me decidí y me convencí de ello –

Mientras me bañaba pensaba en algunas travesuras o que cosas podría sentir de tener algo así, aquí en mi entrepierna, era cosa de experimentar, así que me cambié, me puse jeans azul, una polera  ploma con capucha para que no me reconozcan y piensen que soy chico y mi bolso pequeño para esconderlo. Bajé a almorzar, mamá estaba en la cocina, me encontraba sola almorzando en la mesa del comedor y no podía dejar de preguntarme si la vendedora no me querrá vender el producto, no creo, ellos venden a todo el mundo, además me dijo que cuando guste puedo ir, tengo miedo. Alexa, no debes tener miedo, no es nada malo, me repito, pero pensándolo bien creo que Alejandra una vez me contó que su ex novio le prestó uno, dice que se sentía duro, pero era diferente, ay, no lo sé. ¿esperen su ex novio? ¡What!- que miedo.

Tenía que regresar a esa tienda, y esquivar a mi mamá ¿pero qué excusa le diría para que me deje salir? – piensa Ale, piensa.

– Mamá ya acabé, tengo que salir.
– ¿A dónde?
– Ah, pues tengo que comprar unos cuadernos ya se me acabaron los que estoy usando.
– Ah ¿sí?
– Sí, ya se acabaron.
-¿Qué materia?
-Matemática mami
– Un momento jovencita, tenemos que hablar de ayer, usted no estaba bien cuando llegó.
– Ay mamá no es nada, me dolía el vientre solo eso.
– ¿Segura?
– Si mami, segura.
– Está bien, vaya no se demore. Espera ¿vas con bolso a comprar tus cuadernos?
– Sí mamá, para guardarlos y no traerlos en bolsas de mano.
– ¡Pero qué ociosa la niña!
– Ay mamá no fastidies.
– Igualita de vaga que tu padre – ríe –
– Jajaja, ya mamá chau, besos.

Mi padre no era un vago, pero mamá siempre lo molestaba, al salir tenía un poco de miedo regresar a la tienda y que me diga algo la vendedora o piense mal de mí aunque no tendría porque pensar mal, ella me invitó «literal», no quería que nadie me viera entrar nuevamente a ese lugar porque era obvio que ya me había visto esa señora su amiga, qué vergüenza, ya que si alguien me ve pensarán: “esa joven cómo puede estar ahí”, putos prejuicios, pero si fuera chico a ellos sí les dejan hacer de todo.

Estaba cerca y ya podía observar la tienda, sus luces de neón, sus cortinas oscuras se hacían notar, nadie me observaba así que apresuro el paso e ingresé, otra vez miles de penes apuntando hacia arriba me observaban nuevamente.

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