El hilo negro | Las chicas del Bar | Parte 5

Pasaron unos meses, Alexa había emprendido un viaje durante ese tempo, no sabía los motivos, pero ella ya no estaba, y en este tiempo de lejanía tenía que continuar con mi vida.

Los días transcurrían, las semanas, monótonos, sin emociones; Estaba aburrido sin nada que hacer, no todo era sexo en la vida, no todo se podía resumir a Alexa, la extrañaría, tal vez, la rutina me mantenía realmente estresado, así que para variar un poco llamé a José – un viejo amigo de la universidad – él tampoco tenía planes, así que acordamos salir el día sábado a un bar para distraernos, y quizás, la iríamos a hacer con algún par de chicas que conozcamos.

Llegamos a un lugar que todo el mundo comentaba por las redes sociales, quedaba en una de las calles que conservan la apariencia virreinal de Lima, ese antro y hueco la hacían llamar Luz Roja, situado en Miraflores, un ambiente oscuro, un centro donde las mentes jóvenes se reunían para compartir buena música y tragos. Era un punto de encuentro bastante cómodo, de trago barato y la música rock variada le daba un toque a película gringa.

Ingresamos, estaba dividido en 2 secciones, en la entrada la barra de tragos con algunas mesas, por el pasadizo llegabas al salón donde la mayoría se reunía juntando las sillas y mesas de madera; Compramos un par de cervezas y nos sentamos a platicar de amores pasados, aventuras, encuentros ocasionales, y a veces también de su hermana; -era una joda molestarlo-. Dentro del recinto había varios grupos de amigos, no había diferencia mayoritaria de género, y a pesar de ver un grupo de chicas solas, teníamos que tener cuidado, no porque fueran un peligro, si no por la preferencia sexual, algunas eran lesbianas y no queríamos pasar el roche de nuestras vidas intentando acercarnos a unas de ellas, quizás encontraríamos a alguna reprimida, pero aprovecharnos de eso, no era lo nuestro. Beber hasta morir y luego tener sexo quizás, pues como dicen: ‘si lo hizo ebria, lo pensó sobria’.

Eran las 12:13 de la medianoche y la música del lugar tocaba rock de los 80’s, entraron seis chicas, haciendo un poco de escándalo, parecía que era el cumpleaños de una de ellas, se sentaron en la mesa de al lado donde nos encontrábamos – dicho y hecho – susurrábamos de quién estaba más provocadora, no parecía ninguna, ellas solo querían divertirse, o quizás era un grupo de parejas. Había una chica delgada, con lentes, de piel trigueña clara, cabello lacio un poco largo, tenía una falda larga hippie multicolor petróleo y un polo pequeño negro, -creo que era top o strapless-, y, era la que más escándalo hacía, con gritos de fiestera; parecía estar drogada o ebria, su voz y la exclamación de sus labios eran demasiado evidentes, sus amigas trataban de callarla por ratos, pero ella se sentía la dueña de la noche.

La miraba de reojo, a veces nos reíamos y comentábamos del poder de la droga, de pronto, aquella mujer se paró y con exclamación de extrovertida comenzó a bailar sensualmente hasta quitarse el top negro, quedándose solo en su brasier que también era de color negro, sus amigas la trataron de controlar y nosotros confirmamos lo evidente, a pesar del hecho rápido pude notar su piel dócil ,canela clara, una cintura formada, y sus pechos quizás no los más grandes, pero estilizados con su figura. Sus amigas la obligaron a ponerse el top de nuevo, pero ella también se comportaba sexy con ellas, coqueta y negándose, reíamos un poco de ver su comportamiento, hasta que finalmente se lo colocó, no nos ganamos con mucho, más que con su sexy figura.

Pasaron unos minutos para que aquella persona vuelva a protagonizar un escándalo más, gritando -¡quiero hierba!- a los cuatro vientos, los que estaban en las mesas de alrededor comenzaron a hacer un bullicio alentador, riendo y apoyando su grito ¡quiero hierba! Y haciendo bulla con hurras, aplausos, y golpeando las mesas. Continuamos con la plática, las 2 cervezas ya se acababan, me paré a comprar un par más, sin embargo, al voltear vimos a aquella chica sentada en las rodillas de un desconocido besándose ‘delicadamente escandaloso’.

– José, mira.

– Esa flaca ya está hecha.- dice

– ¿Le entras?

– No sé, está drogada.

Continué comprando en la sala de al lado, al llegar ella se paró y fue hacia un chico de polo blanco con pinta de fumador de hierba, le preguntó:

– ¿Tienes hierba?

El responde, que sí.

– Dame un poco – dice ella –

– Gánatelo – responde él –

Ella levantó su falda y se sentó en sus rodillas, lo quedó mirando fijamente, lo sedujo con la mirada, su cuerpo se movía lentamente, jugó suave acercándose a sus labios, pudieron sentir de cerca su respiración y quizás su olor a planta verde, hasta que sus lenguas quedaron pegadas y el show de un beso sexualmente escandaloso continuó.

Sus amigas la observaron, pero ninguna se levantó, era obvio que estaba desesperada por fumarse un buen porro, tanto como para abrir las piernas por uno, era  más que predecible, pero no era nuestro estilo ni comportamiento aprovecharnos así.

Después de 30 minutos, comenzó a sonar una canción pegajosa de los 80’s, ella se paró y comenzó a bailar sensualmente de nuevo, pero esta vez jugó con su falda, levantándosela y dejando al descubierto su ropa interior negra, junto a las piernas del tipo con cara de consumidor recurrente. Sus amigas fueron y le reclamaron:

– ¡Liliana ya basta, compórtate!

Ella hizo caso omiso a las palabras. Cogieron a su amiga –Liliana- de la mano y se la llevaron al baño, quizás a que vomite o a bañarla para que reaccione; José y yo ya nos habíamos ganado con el espectáculo y solo platicábamos de lo que sucedía, nuevamente solo nos ganamos con unas sensuales piernas con un calzón negro que combinaba perfectamente con su figura. Esa chica quizás hípster sabía de estilo.

Después de lo que vi, mis hormonas saltaron y esa delicada figura que manejaba su cuerpo eran seductoras, pero no era mi estilo aprovecharme de alguien que no es consciente de sus actos sin habernos conocido, además a eso, sus amigas no la dejarían sola.

Siendo las 2:33 am Los clientes comenzaban a retirarse, nuestra plática estaba por terminar, ya no había nada que hacer en el local.

La chica extrovertida Liliana se retiraba con sus amigas, todas ebrias pero a ella la tomaban del brazo porque con las justas caminaba.

José y yo terminábamos una última botella de cerveza sobrios y aburridos, pero con una anécdota más de que las drogas te hacen hacer estupidez y media, pasaron 30 minutos y nos retiramos, como era de costumbre tomaríamos un taxi de regreso, primero él se bajaba, luego yo, una ruta. Llegamos al paradero y para sorpresa nuestra, tendidas en las bancas estaba Liliana y una de sus amigas acompañándola.

– Hey tu guapo – se escucha decir-

– José y yo nos reímos

– Oye puedes decirnos que hora es – dice su amiga

Las quedamos mirando, – son las 2:48 am -le digo

– Aaaaa , nos pueden ayudar a tomar un taxi, mi amiga está mal

– ¿Tu amiga o ambas? – dice José

– yo no estoy ebria solo excitada – dice Liliana

– Cállate estúpida, ya estás hablando Huevadas – dice su amiga

– ¿A dónde se dirigen? – pregunto,

– aquí a los condominios de las flores – dice Liliana

– Espera no te llevaré a tu casa así, quédate en mi departamento, tu madre me va a matar – dice su amiga 

⁃ bueno ¿A dónde van para consultar un taxi?

⁃ Vamos a Av. San Ignacio 696 – Molinete

Teníamos que ayudarlas, estaban hechas mierda ‘literal’, ambos algo picados pero no teníamos intención alguna; paramos un taxi y el precio era cómodo, abrí la puerta,

-suban- repetí, no puedo caminar – dice Liliana,- ayúdame -dice su amiga – por favor Liliana

no podía caminar y su amiga con las justas, la levanté y la ayudé a entrar , su amiga se apoyó en mi hombro y logró ingresar, en eso estaba por cerrar la puerta cuando

⁃ no te vayas ayúdanos a entrar a casa – dice Liliana-

⁃ Oye que te pasa suéltame – no me soltaba

⁃ Liliana suéltalo – dice su amiga

⁃ No lo voy a soltar -con voz ebria-, acaso tú me vas a cargar hasta tu depa- dice Liliana

⁃ Oye no es juego el taxista se va a amargar –dice su amiga

⁃ Caya estúpida quien nos ayudará a subir las escaleras, ¿el taxista?

⁃ A ver que pasa van a ir o se bajan del carro – grita el taxista con pinta de violador.

Su amiga me queda mirando con cara de gatito bueno, porfa acompáñanos, ayúdame también con mi amiga, en eso José me llama, me le acerco.

⁃ ¿Vas a ir?

⁃ Quiere que las acompañe, habla vamos

⁃ No la hago, no tengo plata

⁃ Pero pucha así eres

⁃ Anda tú, ya fue

⁃ Pero anda tú también

⁃ No, están hechas mierda te dejo la carga a ti, normal luego me cuentas

Sueno el claxon, – sube o no joven. – Dice el taxista.

⁃ cierro la puerta y los 3 nos encontrábamos dentro. No mencioné palabra alguna, Liliana apestaba a licor y su amiga bueno, casi no tanto, ella vestía una casaca marrón y pantalón Jean, con un polo blanco bastante casual.

⁃ Por cierto ¿cómo te llamas?

⁃ Yo me llamo Liliana y ella se llama Alejandra – dice con voz ebria-

-¿En qué lio me estaré metiendo ahora?, no lo sabía.-

Llegamos al condominio y ayudé a bajar a Liliana, luego a su amiga,- mierda, 4 pisos- paso por paso subiendo las escaleras, su casa quedaba realmente lejos de la mía.

– ¿Siempre dejan que desconocidos las ayuden?- pregunto

– no, solo que pucha no sé ah…¿No eres un violador verdad?

– No, todavía que las ayudo hablas tonterías

– Ya perdón solo ayúdame

Abrió la puerta y ellas entraron, me despedí, iba a quedar como un idiota por acompañar a dos desconocidas y tenía que pagar una suma alta de regreso en taxi, más me alejé que acercarme,  No sé en que pensé para ayudarlas, pero…

– Oye pasa – grita Liliana

– No ya se va – dice Alejandra

– Que mal Alejandra, ¿nos acompaña y ya lo vas a votar para que se regrese a su casa a esta hora? – Dice Liliana

Alejandra me queda mirando, – Ya, quédate en el mueble – menciona,

– ¿Segura? No te noto convencida

– Si, si quédate, ya es tarde y tempranito te vas

– Ya está bien -respondo,

no tenía objeción, en realidad a esta hora no pasaban micros, y los taxis iban a abusar de mí ‘literal’ en el precio

Ellas se van dirigiendo a la habitación y tomo asiento en el mueble.

– Oyeeeee – grita Alejandra, ¿cuál es tu nombre?, ¿me dejas entrar y recién preguntas?, me llamo Adrian… -respondo

– Aaaaa…a ven – dice Liliana

– No, ya duerma, Alejandra lleva tu amiga a descansar

Alejandra la empuja y apaga las luces, me encontraba exhausto así que solo cerré mis ojos para dormir.

-… Mierda -recibo una palmada que me despertó- ¿Qué pasa?

– Oye levántate – dice Liliana

– ¡Qué rayos! ¿Por qué no están durmiendo?, -Ya vez  ¿ Alejandra ¡porqué!, no haces que me duerma?

– Cállate – ríe Liliana-

– Así que tú y tu amiguito nos miraban en el bar, ¿creías que no me daba cuenta? Alejandra me contó. – Dice Liliana

– Liliana se me acerca susurrándome, se sentó al lado mío y clavó sus uñas sobre mi pierna ¿te gusto? – me pregunta, ¡anda duérmete! Le digo

Nuevamente clava con más fuerzas sus uñas pero cerca a mi pelvis – ¡Au carajo!- ,- responde, ¿te gusto?- estás ebria- ¿y? – ¿más rico no?

Se sube encima de mí , y sin tener control alguno mi erección era notable, Liliana se aprieta sobre mi miembro, y comienza a sobarse, sexo con sexo, bóxer con calzón, pantalón con faldam en un ritmo constante, gimiendo delicadamente, mmmmm…aaa……uhmmm…. aaaaah, se escucha sus susurros, su respiración acelerada, sintiendo esa presión con ganas de romper la tela que nos separa y hacerla mía.

– vamos ¿acaso no te gusta?

Alejandra estaba al lado mío, observando, cuando en ello coge a Liliana de las manos, se para, baja su mano y recorre todo mi cuerpo hasta que llega otra vez a mi pene. Y lo comienza a frotar rápidamente con su mano derecha,

– ¿te gusta verdad?, hoy no lo usarás solo mírame, la función está por comenzar. – ambas dicen

Era excitante como me tocó, cómo sus gemidos invadieron mis oídos, sentir sus uñas y un dolor excitante dentro de mí.

Liliana cogió a Alejandra del brazo y la llevó sobre el sillón de enfrente, la miro a los ojos y sus miradas se entrelazaron, su sonrisa coqueta de ambas estaba lista para aventurarse a algo nuevo, sus toques suaves sobre sus cinturas, su juego de manos preparaban el escenario para dar inicio a su mejor acto donde sus cuerpos desprendan la furia que guardaban dentro, el morbo de ambas se aceleraba, poco a poco se miraban, se acercaban, coqueteaban y Liliana sube su dedo índice, la engancha sobre su polo blanco y la atrae hacia sus labios, comenzó a besarla suavemente, como contorsionaban sus delicadas lenguas, ¿un juego o un video porno por empezar? No lo sé, pero realmente era provocador, no era vulgar, se recorrían cada centímetro de sus labios, se acariciaban el cabello y su cintura, me encontraba atónito viendo una escena de dos chicas ansiosas por sexo frente a mí; Alejandra levantó el top negro de Liliana, dejando su brasier al aire, Liliana le quitó la casaca que tenía puesta, pude percatarme de sus pequeños pechos, sobre el polo, de ambas eran pequeños pero acordes a su figura, igual se les veía hermosas; Liliana acariciaba la espalda de Alejandra, su cintura y bajaba hasta su trasero, presionando sus nalgas, agarrándola como si fuera algo perpetuo, amasándola y haciéndola sentir y gemir de en ratos, clavaba toda su mano, la alzaba, la sentía, le daba palmadas en el culo – ayy .. uhmmm … Me gusta… -se escuchaba decir a Alejandra-, sonaba fuerte, estaba sin palabras. Soltó sus glúteos la comenzó a acariciar sobre su pelvis, sus caricias se acaloraban más , se escuchaba su respiración acelerada, Alejandra continuó sacándose el polo blanco, su delicada piel clara y su sostén blanco la hacían muy deseable, se apretaban el cuello, entre suaves mordidas, ambas, excitadas, parecía que Liliana tenía el control, continuaron de pie hasta que Alejandra bajó la falda hippie de su amiga, Liliana desabotono su jean , ambas se desvestían de a pocos hasta que se quedaron en solo sus prendas íntimas, Alejandra, con su brasier blanco y su calzoncito cachetero blanco con bordes celestes , y Liliana, con su conjunto brasier y calzón negro, se sentaron sobre el mueble, Alejandra sobre las piernas de Liliana, dándome la espalda, era un yin yang de placer excitante que alteraba mi morbo, -plap , plap …sonaban los palmetazos que Liliana le daba sobre el trasero de Alejandra – la hacía moverse con cada golpe sensual, se sobaban entre sí, besándose tocándose, amasando sus pieles, el gemido de un dolor placentero se escuchaba cada vez más, las uñas clavadas sobre ese durazno, ese glúteo , ese culito deseable, ambas abiertas e inclinadas frente a mí, sin prejuicios, sin límites, sin presiones estaban realizando el acto más pervertido de esta noche. De repente…

Continuará

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Comments (67)

  1. Karina agosto 1, 2016
  2. lady julio 25, 2016
  3. Bb julio 25, 2016
  4. Sakura julio 24, 2016
  5. LUZ julio 23, 2016
  6. mildrett julio 23, 2016
  7. Monica julio 23, 2016
  8. Sara Silva julio 23, 2016
  9. Katherine julio 23, 2016
  10. Laura julio 23, 2016

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