El hilo negro | El encuentro | Parte 1

La mañana estaba gris las calles húmedas, mi ropa no había secado y el día de invierno se contemplaba a ser aburrido y pedante. Mi celular suena, era una notificación al WhatsApp, detestaba usarlo, pero a veces era necesario hacerlo, me escribía una amiga, si es que así se le puede definir después de que solo has compartido algunas conversaciones ocasionales con esa persona

– ‘estoy triste’ me escribe,

¿por qué lo estás? le pregunto,

-siento que no me quieren,

Otra triste historia ¿acaso iba a perder mi tiempo aclarando cosas de la vida que ya había hablado con ella repetidas veces?, su novio algo patán, tenía la fortuna de tener una chica aparte de inteligente muy agraciada y supongo que muchos la deseaban, era lo que pensaba al ver su fotografía de perfil, era muy sexy.

Llevábamos poco tiempo conversando por WhatsApp, y aunque estas pocas veces habían sido motivo para crear un lazo de confianza, a veces me daba curiosidad por conocerla en persona.

-Deseo salir – me escribe, algo raro, quizás grave o quizás solo desea desahogarse, es muy sospechoso que una chica diga eso de repente, ¿despecho? no lo sé, de todas formas no tengo ninguna objeción para negarme, estaba aburrido, y si no salía me la pasaría todo el día encerrado sin nada que hacer.

Acepté a encontrarnos en un café, en un centro comercial llamado Jockey Plaza, tenía planeado conversar con ella, platicar, a lo mejor su historia podría estar algo interesante, y de paso deleitarme con lujuria de su figura que realmente se veía muy provocativa en su foto de WhatsApp, de todas formas era una chica prohibida, tenía enamorado así que ni fantasear con eso.

Nos encontramos a horas de la tarde, y para mi gran buena suerte comenzó a llover, ella se presentó de una forma si se le puede definir “provocadora” con unas pantimedias color negro que en ellas tenían unos diseños que hacían la textura de ligas y relieves , algo fuera de lo común y atrayente, sobre esta, una falda algo ligera y arriba una blusa color negro, tenía los labios pintados suavemente de color coral, sus ojos color miel estaban delineados suavemente a color natural, y su cabello semi lacio color negro, no usaba tacos sino unas sandalias acomodadas y delicadas.Me sorprendí, vaya que sabía vestirse y verse sexy.

– ¿no tienes frío? le pregunto

– no, acabo de bañarme y además he traído esta pequeña casaca

Y aunque me importaba poco el frío, el calor que ella sentía dejaba al descubierto su pequeño deleite de escote que era mi fogata.

Yo solo traía jeans, una camisa sport zapatillas y una casaca.

Se veía hermosa, muy atractiva, era un manjar prohibido, no como una cualquiera, esa forma tan diferente de presentarse atraía mis más oscuros deseos lujuriosos sobre ella. Y su pintoresca sonrisa, me daba pie a pensar que buscaba algo en esta velada, pero no, basta de fantasear.

Nos sentamos a platicar, ambos con una taza de café y un par de galletas con chispas de chocolate, un hola, un cómo estás, por fin te conozco, bla, bla, bla, comenzó a contarme sus problemas, minuto tras minuto, estaba interesante en parte, hasta que llegué el punto donde le pregunté

– ¿eres feliz? Se quedó callada, ahí entendí que estaba siendo objeto de su propio miedo de separarse y tomar una decisión, luego el tema se hizo más central hasta el punto donde le dije, -olvídate de eso y háblame de ti, no desperdiciemos el día conversando sobre problemas que pueden hacer echar a perder esta rara ocasión, háblame de ti. ¿por qué quisiste salir conmigo?

Echó una pequeña risa y comenzó a platicarme sobre ella, evadió mi pregunta,  pero se la volví a repetir

¿Por qué me dijiste para salir?

Me mira.

– ¿Eres tímida?

– Soy tranquila, pero me suelto más cuando agarro confianza, recién te conozco.

tú me invitaste, así que quiero saber, hemos hablado poco

Bueno, eras la única persona que sabía lo que pasaba y salir y distraerme no me viene nada mal.

– bueno, recién me conoces personalmente y me invitas a salir, no refleja mucho tu timidez, pero entiendo. 

– Me brindas confianza, – ríe, era atrayente poder disfrutar del espectáculo de su gracia y carisma, además tenía una vista agradable de ella, esa forma de envolver su cabello con sus dedos y su forma tan sutil de observar.

Entramos en confianza con las típicas conversaciones de realizarnos preguntas cada vez más personales de tú a tú, ¿qué te gusta hacer?, ¿qué haces de noche? ¿tus fantasías? y ¿si ya lo hiciste?, ¿ya hice qué? le pregunto,

– eso,

– ¿Cuál eso?

– eso, intimidad

– a, tener sexo, si ¿y tú?

– también. -Se quedó callada,

– te estás avergonzando – le digo, -te pones roja, ¿por qué a la gente le parece un pecado hablar del sexo libremente si cuando están en la intimidad son más pervertidos y morbosos?

– Es algo privado – responde con gracia.

– Privado es la forma de cómo lo haces, pero no es ningún misterio el cómo penetrar a una mujer. -Se sonroja.

– Perdona si sonó vulgar pero yo digo las cosas así, tal como son

– Tranquilo me gusta así las cosas directas siempre son mejores, no pensé que hablaras de esos temas, por lo general los chicos se intimidan.

– Yo no, ¿y tu pose favorita?

–jajaja que directo, pues yo como en cuatro

– aaaa de perrito

– si esa – ríe

–¿y la tuya?

– todas

– ¿todas?

–  si me gustan todas, donde te muevas mejor -le quiño el ojo

–ja, ja, ja, se sonroja.

Empezamos a caminar por las estancias, seguía un poco roja, puesto que la molestaba con sus cachetes color tomate

– me encanta tu forma tan atrayente de vestirte, le digo,

– gracias, así me siento cómoda, uso lo qu encuentro,

– si claro – digo en mi mente

– Y te gusta ser el centro de atención quizá,

– no lo soy, por ejemplo, esa chica de ahí se ve más atractiva que yo 

– en estos momentos siento que tú eres el centro de este lugar.

– ¿qué haces?

– me acomodo la falda

Se levanta y acomoda su escote

– ¿No te avergüenzas que este acá?

– No, ¿por qué debería? -lo mueve aún más

–¿Qué pasa?

– Provoca ver a una chica prohibida en estas circunstancias, tocándose así los pechos, la falda, como que dejas a la imaginación tus movimientos, sé que son para acomodarte pero igual.

Ella ríe y susurra.

– Gracias, hay ciertas cosas que no puedo hacer cuando he salido con otros chicos, para mi ser yo, es ser libre y normal.

– ¿y por qué conmigo te sientes libre?

– porque no nos conocemos – responde

Éramos desconocidos, ella con problemas con su noviecito y yo solo deseoso por tratar de pasar un día distrayéndome con su provocadora silueta, y si debo de estar de acuerdo con ella, sería en que éramos dos ajenos, teníamos la libertad de no aparentar absolutamente nada, sin que nadie nos juzgue por cómo somos, sin que nadie se avergüence con nuestra forma de pensar, sin que a nadie le importe lo que hagamos, eso era lo que ella me estaba dando atender, además quizás solos sería la única vez que nos íbamos a ver.

¿Vamos al cine? – le pregunto

– sí, vamos a ver una película.

Nos dirigimos a ver una película, de terror para variar, ella movía sus labios asomando su pequeña lengua, hacia mueca un poco extrañas y yo adjunté –¿eres rara? – ríe.

Ella se sentó al lado derecho y yo al izquierdo, el clima estaba tibio, quizás un poco avergonzados y sumisos por entrar al tema más natural y morboso de la velada. No estaba tranquilo y creo que ella tampoco, me miraba de reojo como si me quisiera decir algo, disfrutaba verla a oscuras, era un manjar que tenía prohibido probar, la noche se hacía tenue y el clima aún más caliente, no había personas a nuestro alrededor, roso mi mano con la suya, se intimida, me mira, la miro a los ojos y le pregunto,

-¿si te beso?, se queda callada, tomo su mano y no me suelta la mirada, me acerco a su oreja y le digo susurrando, -me gustan tus labios– gracias – responde, la miro, toco su mejilla, me acerco aún más, pongo mi mano sobre su provocadora pantimedia, exactamente sobre su rodilla, nos comenzamos a besar, se compacta conmigo, nos juntamos con deseo, pone su mano encima de la mía  presionándola sobre su pierna, siento esa liga que sostiene la panty, podemos sentir como nuestros labios se pegan aún más y abre los ojos, se acerca a mi oído, y pronuncia las palabras más seductoras del momento -me siento lista, –¿para qué? Le pregunto, -Para abandonar esta película y vivir la nuestra.

–¿eres mi deseo prohibido? ¿es un pecado? dice

– será nuestro pecado, le respondo

Pone una mirada coqueta, una sonrisa maquiavélica seductora y muerde sus labios.

Continuará

PARTE 2

No olvides dejar tu comentario para leer el próximo capítulo, escribo una historia diaria 🙂 Si te tocaste leyendo comenta usando este emoji 💦

 

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Gracias por leer, espero te hayas mojado :)

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Comments (138)

  1. helen enero 24, 2016
  2. Ivonne noviembre 28, 2015
  3. Nataly sara julio 29, 2015
  4. helen jauregui aguirre julio 28, 2015
  5. Andre. julio 28, 2015
  6. Anónimo julio 28, 2015
  7. Anónimo julio 28, 2015
  8. AIRAM julio 28, 2015
    • Angel11 enero 18, 2021
  9. Anónimo julio 28, 2015
  10. Anónimo julio 27, 2015

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